lunes, 7 de marzo de 2011

Flores en la arena


      No deja de sorprenderme el caminar por la playa y encontrar flores en un lugar donde no deberían estar.  Por lo menos aquí en el trópico no raro ver vegetación verde y con fruto en las costas.  Lo interesante es que algunos de esos árboles o arbustos que crecen a la orilla del mar, no solo florecen, sino que dan fruto.  Las palmas crecen en terreno arenoso y salado,  las uvas playeras también.  Esto me hace pensar en ese famoso pensamiento que dice que debemos florecer allí donde fuimos plantados.  Muchas veces nos quejamos de nuestras circunstancias, de nuestra “mala suerte”, de lo difícil que es todo en nuestra vida, pero raras veces nos sentamos a pensar, a meditar cuál es la razón por la que tengo que pasar por esta dificultad o qué propósito tiene Dios para conmigo aquí y ahora.  Todo tiene una razón.  Nada ocurre por casualidad, las causalidades son la especialidad de Dios.  Así que cuando atravieses un terreno arenoso en la vida, no te quejes por lo árido y comienza a mirar las flores.

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