¿Qué significa poner la otra mejilla, ser la estera de alguien, dejar que te maltraten, convertirte en mártir? Al menos valiera la pena si uno se convirtiera en redentor, Mesías o salvador, pero ¿morir solo por morir?
No sé por qué existe la extraña idea entre los cristianos de que ser humilde, tener “el espíritu de Cristo”, significa dejarse maltratar, humillar o que la otra gente haga contigo lo que les de la gana. Sufrir vejámenes innecesariamente, soportar situaciones insoportables por qué “esa fue la cruz que me tocó llevar”. Yo creo que una enfermedad congénita es una cruz; atravesar periodos de escasez o de estrechez económica también puede serlo; un hijo con una condición que necesite cuidado constante puede ser una cruz. No me malinterpreten, los hijos dice la Biblia son bendición de Jehová. Seguramente es una cruz que se lleva con gozo pero no deja de ser pesada.
Vivir en una relación de maltrato, soportar los abusos de un jefe o de un supervisor en un trabajo y sobre todo, soportar a un líder eclesiástico o de algún ministerio que nos hace la vida imposible no son para mí ejemplos de cruces que hayamos sido llamad@s a cargar. He visto a través de los años a muchas mujeres evangélicas soportar maridos que las maltratan, que les pegan, que no aportan nada al hogar, solo por que piensan que a “eso las llamó Dios”.
Me llama también mucho la atención la gente que sufre maltrato de parte de sus pastores o de otras personas en liderato dentro de las iglesias. Por desgracia, he sido testigo de casos en las que personas muy allegadas y queridas para mí, no han huido de esos ambientes a tiempo y han terminado apartados del cuerpo de Cristo, por no dejar a un maltrante-dominador a tiempo. Le dije a esa persona: “escapa por tu vida, vete a otra iglesia, te estás secando en ese ambiente” y me contestó que no, que Dios no le había dado salida… Pues, finalmente se salió al mundo. Han pasado más de diez años del suceso y todavía está tratando de levantarse de una caída que se hubiera evitado si hubiera salido de aquella situación a tiempo.
Creo que cuando Jesús dijo que debíamos poner la otra mejilla se refería a no pagar mal con mal, a no tomar venganza contra los que nos hacen mal. Pero si la gota te está mojando, muévete a donde no te mojes. No estás llamado a seguir “recibiendo galletas”, estás llamado a no tomar venganza ni represalias, a ser manso como paloma pero astuto como serpiente. Si hay un peligro inminente que viene hacia nosotros, como un árbol que se cae, una pared que se nos viene encima, un automóvil fuera de control, de seguro huimos de la amenaza y nos ponemos a salvo. ¿Por qué se nos hace tan difícil poder ver los peligros que se avecinan hacia nosotros y que ponen en riesgo nuestra vida espiritual y/o emocional?
Evaluemos las situaciones en nuestra vida que nos hacen infelices, que nos oprimen, que nos roban la paz y veamos como éstas afectan nuestra vida. No seamos presas de las mentiras que nos quiere mantener en opresión, creando en nosotros situaciones desgastantes que agotan nuestras fuerzas emocionales y espirituales, sin dejarnos ánimo para luchar y menos en capacidad de vencer.
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